Luz perfecta nacida de mi vientre ingenuo, dolor perfecto de la creación más pura; es el niño que me mira y donde mi alma se refleja imitando la eternidad. Si el mundo lo niega no importa, Yo seré su refugio y el abrazo que lo cubrirá en cada noche, sosteniendo su lágrima o su furia hasta que llegue el momento, otra vez, en que pueda caminar sobre sus pies luz perfecta, niño mío, obra maestra que he realizado humildemente, humanamente. Pero, quién sabe? qué destino y caminos por recorrer tendrá. Jamás su luz se verá apagada por las nieblas o las tormentas porque alli estaré , aún sin estar, en el recuerdo de mis besos para mostrarle aquel cielo que un día hice para él.