Ir al contenido principal

Los zapatos rojos

Necesito concentrarme, volver al ruedo, crear personajes e historias. ¿Por dónde empezar? ya no lo sé. Tal vez algún recuerdo, algo autoreferencial, algún sutil plagio?. Nada me convence, tal vez divagar entre las tecjas del ordenador y mis miedos inventen algo sacado de los pelos de mi mundo mágico. 

Tengo unos zapatos rojos en mi mente, como unos fetiches, busco a quíen ponerselos, pienso qué miedo puede surgirle al mirárlos o al ponérselos. Quién es ella? o él? qué deseo trasngresor le lleva a tomarlos y pensar en ellos como algo extraño a su realidad y apegados a sus deseos ocultos o miedos infantiles.

Recuerdo el cuento del danés Andersen, cruel e irracional que se cobra la vida de una niña en una locura fanática de justos y pecadores.

Yo soy esa niña que teme ponerse los zapatos rojos, malditos por un brujo o un demonio, que se lleva mis deseos de ser bella y bailar desenfrenadamente, porque me obligan a ser humilde, silenciosa, una sombra de futura mujer.
No bailes, no cantes, no levantes la mirada soberbiamente, el rojo es evidente, buscate unos zapatos negros, ve a las sombras. Tal vez así sobrevivas. A mí ya no me importa, yo me los voy a poner. Quiero que me vean, quiero que me deseen, quiero existir. Salgo a la calle, es tarde y hay humedad y neblina en el ambiente, se me resbalan en el pavimento alisado, hago demasiado ruido con los tacos en el silencio de la calle. No hay nadie, no me importa, voy lo más rápido que puedo en dirección al bar. Quiero una noche donde brille, así como mis zapatos rojos. Las calles se hacen más largas al dar pasos tan cortos con estos zapatos, me estoy sintiendo incómoda, me están apretando; falta poco, dos cuadras, ya veo las luces del pub.
Pasó una hora tal vez, el whisky me relajó, estoy exhultante con ganas de charlar y conocer a toda esta gente, en especial este joven tan agradable, tiene un bello rostro y unos ojos azules intensos, creo que es más alto que yo pero no sé muy bien, porque los zapatos son de taco aguja, y estoy un poco mareada. Me ha dicho que le encantan los tacones, supone mis piernas bellas dice, sus ojos se tornan aún más intensos. no estoy segura de seguir más tiempo la charla, siento incomodidad, él se vuelve más intimo en sus frases y acerca su cuerpo al mío inclinándose como si el ruido de la música no me permitiera escucharlo. 
Pero yo solo quería sentirme bella nada más. Le agradezco el tiempo y le digo adiós-nos vemos, sin darle tiempo a pedirme el teléfono.

Llegué a mi casa, me recosté sin quitarme el vestido, sólo revoleé los zapatos. Miré el ordenador y no, no estaba para escribir ni una sola línea.

Al despertar el sol me pega de frente y el dolor de cabeza fatal requiere un café negro de manera urgente. ¿Dónde dejé mis anteojos? no recuerdo dónde los dejé, sólo los uso para escribir o leer. por suerte tengo unos de repuestos, voy por una ducha y mandaré algunas líneas sobre la idea de qué va el cuento a la editorial de la revista; tengo tiempo hasta el viernes de todas maneras.

Tuve una noche fatal, me dormí después de un whisky o tal vez dos creo, y lo que escribí anoche... no tiene sentido.

Pongo el noticiero para saber de qué vá el día, frío, más frío o quién sabe, explotó el mundo y yo de resaca ni enterada.  

No puedo moverme, no siento mi cuerpo, únicamente mis oídos y mis ojos estan alertas frente al televisor. Estoy confundida, siento ganas de vomitar. tengo frío , el cuerpo comienza a  temblame y no puedo parar, me muero.  Logro sentarme y sigo la noticia, el periodista relata que el joven era un habitual concurrente al bar, trabajaba en la escuela preparatoria dando clases de literatura fantástica y tenía treinta y tres años, lo habían visto algunos testigos charlando con una joven de más menos treinta años, pero que no los vieron salir juntos. lo habían asesinado con el tacón de un zapato en el ojo que le atravesó el cerebro. El cuerpo estaba tapado con una sábana blanca pero al costado se veía un zapato de tacón rojo. Mostraron la foto del joven de intensos ojos azules. 

Recuerdo que la noche anterior había estado lidiando con un cuento para presentar y había elejido al azar un objeto cualquiera de mi armario, los zapatos rojos que nunca usaba porque me parecían muy llamativos y no ivan con mi personalidad, siempre preferí la vestimenta sobria con la ilusión que me respetaran más como escritora. Luego me dormí y tuve sueños agitados, pesadillas en realidad, primero caminaba en dirección a mi casa con la sensación de que venían tras de mí. y próxima a llegar como flashes las imágenes se me sucedían. Una sombra se avalanzaba sobre mí de frente a diferencia de aquello que me seguía. de repente me envolvía y en una voz gutural como un gruñido inteligible que me decía algo que no entendía, amenzadoramente por sobre mi hombro en mi oído; pasando de largo. Después imágenes se sucedían, entrando a mi casa, luego me veía en mi cuarto, y recordaba las sábanas envolviéndome en un mar de imágenes y sonidos lejanos.

Los ojos de ese joven, sé que los he visto, pero no sé dónde, tal vez en la gasolinera, en el super, no sé, nunca iva a ese pub, aunque alguna vez puede ser me reuní con amigos a tomar algo. no estoy segura. Necesito un baño, no es posible nada de todo esto, ¿de qué estoy hablando? ¿qué tengo que ver yo? no hay conexión alguna pero me siento extraña, como si algo se me está escapando y la lógica no me ayuda.

Salgo de la ducha, necesito otro café, mientras voy al armario y pienso qué ponerme. Abro la puerta y allí están, los malditos zapatos rojos, son idénticos al que mostraron inescrupulosamente en el noticiero, ¿cómo se me ocurrió elegirlos como objetos de un cuento? Estoy oxidada, debo retomar el ritmo de escribir todos los días; mejor me apuro voy a llegar tarde a la reunión de equipo de producción. Pero antes tomo los zapatos y los miro, no puede ser...

El taco de uno de ellos tiene sangre y un color grisáceo, vizcoso. lo suelto con un grito que me estalla en la cabeza y vomito mientras caigo al suelo.





Comentarios

Entradas populares de este blog

Si pudiera volver atrás lo haría como ayer con los labios puros y sabor a jazmín con mi inocencia, sin miedo al dolor. Volvería a ti sin buscar otro camino ni futuro sin ansias de ver el mundo e inventar un sueño. si pudiera volver atrás lo haría para amar como ayer aunque no fueras tú; porque lo que más amé fue querer como quise y hoy a pesar de vagas esperanzas que renacen para morir en el instante después, ya no lo logro. tal vez un día sin querer volvamos a amar como ciegos ante el futuro con la eternidad como juez, sin dolor, ni miedo de herirnos con los años con el único corazón que nos queda después de tantas entregas. Aunque no sea yo, aunque no seas tú pero como si fuéramos nosotros.
  SI FUERA POSIBLE Si el silencio tuviera manos cuántos cuerpos hallarían paz. Si las miradas se acompañaran de música que sencillo sería envolver el aire. Si los pasos hablaran versos y tangos nuevos nacerían. Si los labios tuvieran el don de la razón cúantas luchas dejarían de serlo. Si los brazos fueran cadenas que irrompibles serían los amores. Si mis trazos fueran un camino a seguir el destino no sería un misterio por hacer. Si tantas cosas fueran de otro modo. si nuestra historia no fuera lo que fue nosotros no seríamos nosotros. Si el humo de mi cigarrillo fuera simple aire y no veneno. Si los fantasmas del pasado un cuento como otros de mi abuela. Si el amor no tuviera tantas caras qué simple sería reconocer su esencia. Si fuera realidad todo esto... .. .todo comenzaría a cambiar.